El pasado mes de marzo, el legislador Alfonso Ramírez Cuellar, planteó en la Cámara de Diputados someter a las plataformas digitales a una regulación tributaria semejante a la de Francia, en donde este tipo de servicios pagan un impuesto del 3% sobre los ingresos que generan en el país.
Recordemos que Francia fue el primer país en sumarse a la iniciativa de la danesa Margrethe Vestage, de imponer un impuesto a las empresas tecnológicas más importante en el mundo: Google, Amazon, Facebook y Apple.
Como eco a esta propuesta, mediante un comunicado, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público exhorto a las empresas trasnacionales a cumplir con sus obligaciones fiscales en México, recordándoles que si bien sus domicilios fiscales se encuentran fuera del territorio mexicano, no están exentas del pago de contribuciones por los ingresos procedentes del territorio nacional.
A su vez, Arturo Herrera, subsecretario de hacienda, revelo que en el próximo paquete económico, se incluirá una propuesta para que compañías como Uber y Netflix, paguen impuestos a partir del 2020.
Lo cual sería beneficioso para los mexicanos, pues por poner un ejemplo, los impuestos a Netflix podrían generarle al erario público al menos 179 millones de dólares por año.
Y si sumamos las estimaciones de Price Waterhouse Coopers, que concluyen que durante el año pasado, empresas como Youtube, Facebook yTwitter, generaron en México ingresos en publicidad por poco más de 1,505 millones de dólares, a mí me parece una buena estrategia para sanear las finanzas públicas.
Yo sé que este escenario parece un sueño guajiro y que los defensores del imperio Yankee les dirán que no es posible porque no hay un acurdo internacional sobre cómo gravar a la economía digital.
Pero con el nuevo orden mundial…
El pasado domingo 9 de junio, los ministros de finanzas del G20 acordaron redactar una nueva normativa común para acabar con las lagunas legales utilizados por los gigantes tecnológicos mundiales para reducir y evadir el pago de impuestos.
Así que, a ver qué pasa…
Por su parte, Estados Unidos, ha expresado su preocupación por el hecho de que las empresas estadounidenses de internet están siendo atacadas en un amplio intento de actualizar el marco tributario mundial.